lunes, 9 de agosto de 2021

La disciplina del Señor y, cómo respondemos.

La disciplina del Señor y, cómo respondemos.Dios Disciplina a Sus Hijos" Ps. Salvador Gómez Dickson - YouTube

Saludos cordiales a mis tres o cuatro lectores alrededor del mundo y, que amablemente me siguen en lo que escribo.

Gracias por considerarme, pero debo decirles que no se confíen, ya que me puedo equivocar. Sea Dios verás y todo hombre mentiroso.

De ahora en adelante procuraré,- no sin esfuerzo-  no escribir sobre asuntos políticos. Digo, no sin esfuerzo, porque me enardezco de ver la situación caótica en que se encuentra mi país, por causa de los malos dirigentes políticos, principalmente el presidente, al cual de ahora en adelante, va todo mi respeto por ser una autoridad.

 Si el ángel, cuando luchaba por el cuerpo de Moisés, no profirió palabra contra Satanás, sino que le dijo “el Señor te reprenda,”  de igual modo debemos respetar a las autoridades; eso no significa que estaremos de acuerdo con su mal proceder, sino encomendarlos a Dios para que Él trate con ellos como mejor le parezca. Reconozco que hice mal en involucrar la palabra con temas políticos. El Señor ya me corrigió, acepto y doy media vuelta.

Ahora la palabra:

 Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado; y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por Él; Porque el Señor al que ama disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo.

Si soportáis la disciplina, Dios os trata como  hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, entonces sois bastardos y no hijos.

Por otra parte, tuvimos a nuestros padres que nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad.

Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados. Hebreos 12: 3-11

No creo en las revelaciones especiales. Todo está ahí en su palabra. Principalmente las palabras de Cristo, que son como si fuera la Constitución: En estos postreros días –Dios- nos ha hablado por el hijo.

Hay gente que se considera especial, por haber recibido “una revelación de Dios” Pues no, señores, la revelación está en su palabra. Mi papá siendo católico, leía con avidez por sí mismo su biblia, procurando encontrar a Dios. Unos días antes de fallecer, decidió retirar de las paredes de la casa todas las imágenes, algo que se antoja imposible en la cultura de un católico mexicano.  El Dios que puede levantar hijos a Abraham aún de las piedras, hiso que comprendiera la palabra, y él obedeció.

Así muchos pecadores se adelantan al reino de los cielos a muchos religiosos, que tal vez conocemos la palabra, pero no la obedecemos.

En una casa hay hijos obedientes y desobedientes. Él quiere que le obedezcamos. En ocasiones utilizará cualquier circunstancia como disciplina. Por eso hay muchos enfermos y debilitados en la casa de Dios, y muchos duermen, (es decir, fallecieron físicamente) por el juicio que  Señor ejerce sobre los suyos mientras estamos en la carne. Para que no seamos condenados con el mundo, nos podría llevar hasta disciplina drástica de la muerte física.

Estimados amigos: debería alegrarnos sobremanera cuando atravesemos por circunstancias adversas y, porque ello nos permite acercarnos a Dios. Además, cuando vemos que, hay millones de personas en el mundo que viven una vida plena, no han sufrido quebrantos financieros, ni de salud: su vida es una continua fiesta, hasta partir, como el rico que hacía cada día banquete con esplendidez. Éstos, reciben sus bienes en esta vida.

Mientras tanto, hay muchos otros Lázaros que sufren, injusticias, vejaciones, quebrantos financiaros y de salud, quizá por el infortunio, o por la voluntad del Señor; o porque son corregidos por Él.

Ellos, reciben como Job, no sólo el bien de Dios sino también el mal que es la voluntad permisiva de Dios. Así reciben, aceptan el mal, la corrección, la disciplina del Señor, para después ser consolados.

Es mejor que padezcamos haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo determina que haciendo el mal.

 

 

 

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