La inamovible verdad o tela de araña

 

La inamovible verdad o tela de araña.

En todas las eras la raza humana ha cavilado sobre la verdad, es por eso que, Poncio Pilato responde a  Jesús- cuando estaba en el tribunal- ¿qué es verdad?  Ya que Jesucristo había afirmado “Yo para esto  he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz” Pilato se refugió en el relativismo de la verdad.

Del mismo modo, en el mundo actual cada quien se cree poseedor de su propia verdad, amoldándose esta a las conveniencias de cada quien, dicha verdad puede ser ambigua y flexible, como para justificar por ejemplo conductas antinaturales, y formar en el individuo una decadente moral, que es protegida, resguardada celosamente, por los derecho-humanistas.

Para este fin se atenta a cambiar no sólo la legislación o la constitución, sino el lenguaje mismo; y, al cambiar el lenguaje, es decir: lo que la razón dictamina como negro o blanco, lo que el lenguaje dictamina como malo, hoy sería bueno,lo anormal, sería normal, o anti-natural sería natural. Pero ¿Cómo se puede cambiar la naturaleza, como podríamos ir contra las leyes naturales? El sólo intento de querer hacerlo parece una locura, pues no se puede cambiar el lenguaje, la naturaleza y como está conformado el cerebro y espíritu del ser humano, sin estar perdido en la demencia.

El mundo actual es como un barco sin timón, sin rumbo, en medio de un mar de filosofías, que son como tela de araña, al pretender asirse de ellas y cuando las tormentas de la vida ocurren –o su ocaso- todo está perdido en un profundo abismo sin esperanza, por aferrarse a una verdad subjetiva y ambigua.

El que posee la verdad está confiado, no tiene temor del futuro porque sabe a dónde va; el que no tiene la verdad anda a tientas como en tinieblas. Nadie sabemos qué será mañana, pero sabemos que habrá un amanecer por el orden establecido de las leyes físicas; y, quien mantiene ese orden con su gran poder es el creador, quien dijo: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años. Gen. 1:14

Nadie puede negar el hecho histórico que Jesucristo vino al mundo,  fue un ser humano pero con poderes sobrenaturales, realizó milagros sorprendentes: dio vista a los ciegos, limpió leprosos, restauró paralíticos y aun levantó muertos;  la fecha de hoy señala que vivimos el periodo D.C. Después de Cristo. Jesús no se quedó en la tumba, Él resucitó.

En memoria de Billy Graham cito algunos de sus dichos, él decía: que recorriendo él y otras personas sus tierras agrícolas en una ocasión con las llantas de la camioneta destruyeron un hormiguero, “yo me sentía muy mal por haberles destruido su casa –decía él- pero no les podemos ayudar porque somos demasiado grandes y ellas muy pequeñas. Así Dios- el cual es inmenso- se tuvo que hacer hombre y vino al mundo para conocer de primera mano las carencias y necesidades humanas,  Jesús dijo: De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. Juan 5:24.

Los seres humanos morimos físicamente, pero Jesús nos promete la vida eterna. Billy Graham  en su cruzada evangelística de Las Vegas en 1980 decía: Para todos ustedes que no conocen a Dios, algún día la música se detendrá y todo habrá acabado.

En sus comentarios en el funeral del ex presidente Richard Nixon, recordó a la familia y audiencia presente que, algún día alguno de ellos morirá.

El citaba a John Donne que decía: Hay una democracia sobre la muerte, llega a todos por igual, y nos hace iguales cuando llega. Billy Graham observaba que, mucha gente trataba de eludir la ineludible muerte, haciendo juegos de palabras al cambiarle el título por ejemplo a un cementerio, por el de “memorial park”- parque conmemorativo-. Pero siempre tenía una aplicación, les decía: en primer lugar acepta el hecho de que morirás, segundo has arreglos  dejando provisiones para aquellos que quedan atrás, y finalmente has una cita con Dios.